miércoles, 17 de julio de 2013

¡Que se haga la noche!
Debo esconder en sus resquicios la urgente necesidad de poseerla. Que las sombras oculten sin demora la frágil necedad que me obsesiona. Que nuble la noche con su mancha el deseo opacador de mi conciencia. Y que nadie alcance a comprender que muero por tenerla en mi destino.
            ¡Que se haga la noche!
Debo resguardar de la mundana indiferencia ciudadana, la floración excesiva de mis ganas.
            ¡Que se haga la noche!
Y que se trague por siempre mis misterios y que jamás vuelva a querer sorber dichoso el enervante aroma de esos sus rizos negros.
            ¡Que se haga la noche!

S.a.C.f.


No hay comentarios:

Publicar un comentario