¡
Pui, piu, piu, piu, pi,pi,pi,pi,pi piiiiiiiiii!
El
tordo chillaba en el ramaje verde oscuro de aquel Roble sediento de alegría,
hundido como yo en el abandono voraz succionador de mi porfía.
Más
el puede marchar por la corriente tenaz con sus volídos, buscando en el altar
de nuevos robles donde entretejer su nuevo nido.
Más
el con su pitar ya va anunciando que
nunca le tendrán acerrojado con un rayó fugaz que colocado profundamente en su
cerebro le han hundido con grillete
falaz tan bien armado que solo el que convive con tal suerte podrá algún día
comunicar que con su muerte se libra de esa tenaza que implacable le a tenido
por siempre aprisionado.
¡Piu,
piu, piu, piu,pi,pi,pi,pi,pi,pi,piiiiiiiiiiiii!
El
tordo chilla en el ramaje oscuro del aquel Roble.
S.a.C.f.
6
de Diciembre del 2001.
Xalapa. Ver.
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