LA CASA VIEJA
He vivido algunos días
en la vieja casa
aquella,
donde nacieron mis
sueños
y mis ilusiones
bellas,
y e encontrado en sus
rincones
amontonados recuerdos,
que al irlos a
levantar
se escurrían entre mis
dedos,
mis ojos acariciaron
aquellas tablas tan
viejas,
subiendo por los
horcones
por sus vigas, a su
tejas,
desde donde pude
contemplar ufano
y latiéndome el
corazón,
sus diez y siete
palmeras
haciendo guardia de
honor,
y divise en una esquina
al viejo Jobo cenizo,
y al Anono y al
Caimito
y al Ciruelo gran
amigo.
El Palo de Rosa estaba
haciendo señas
seguido,
donde un Titipuchal de
Tordos
en sus ramas hacía
nidos
Extrañé al viejo
Guayabo
y a aquellos dos
Naranjitos,
que endulzaron mi niñez
brindándome sus
frutitos,
el Guanábano ahí
estaba
aguantando muy tranquilo,
y dos palos de
Aguacate
murmurando con estilo.
también o esta el
Frijolillo
ni la mata de Piñón,
ni el tarro de hasta
bandera,
lo que si encontré
lueguíto
aunque su cause cambiado,
al cantarín arroyito
ya afónico y azolvado,
pero sigue
discurriendo
entre piedras y
malezas,
silencioso, sosegado,
arrastrando sus
tristezas.
- Yo se que la casa
arrastra
como tu, triste
arroyito,
un centenar de
tristezas
y nadie escucha su
grito.
En la noche silenciosa
alguna Teja se
quiebra,
es tu queja dolorosa
que se pierde entre la
niebla.
Pero no te desesperes
pues tienes por
compañía,
en las estrelladas
noches
a los piecitos de
Santa Lucía,
y la Luna paisajea
y en tus corredores
pinta,
de tus ausentes
patrones
sus perfiles a la
tinta.
He vivido algunos días
en aquella casa vieja,
y he escuchado
reverente
y con emoción tu
queja.
¡Te quejas! ¡Te
quejas!
pobre de mi casa vieja
hasta acá llegan tus
quejas.
14 de Febrero del
1988.
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