martes, 23 de julio de 2013

LA CASA VIEJA

He vivido algunos días
en la vieja casa aquella,
donde nacieron mis sueños
y mis ilusiones bellas,
y e encontrado en sus rincones
amontonados recuerdos,
que al irlos a levantar
se escurrían entre mis dedos,
mis ojos acariciaron
aquellas tablas tan viejas,
subiendo por los horcones
por sus vigas, a su tejas,
desde donde pude contemplar ufano
y latiéndome el corazón,
sus diez y siete palmeras
haciendo guardia de honor,
y divise en una esquina
al viejo Jobo cenizo,
y al Anono y al Caimito
y al Ciruelo gran amigo.
El Palo de Rosa estaba
haciendo señas seguido,
donde un Titipuchal de Tordos
en sus ramas hacía nidos
Extrañé al viejo Guayabo
y a aquellos dos Naranjitos,
que endulzaron mi niñez
brindándome sus frutitos,
el Guanábano ahí estaba
aguantando  muy tranquilo,
y dos palos de Aguacate
murmurando con estilo.
también o esta el Frijolillo
ni la mata de Piñón,
ni el tarro de hasta bandera,
lo que si encontré lueguíto
aunque su cause cambiado,
al cantarín arroyito
ya afónico y azolvado,
pero sigue discurriendo
entre piedras y malezas,
silencioso, sosegado,
arrastrando sus tristezas.
- Yo se que la casa arrastra
como tu, triste arroyito,
un centenar de tristezas


y nadie escucha su grito.
En la noche silenciosa
alguna Teja se quiebra,
es tu queja dolorosa
que se pierde entre la niebla.
Pero no te desesperes
pues tienes por compañía,
en las estrelladas noches
a los piecitos de Santa Lucía,
y la Luna paisajea
y en tus corredores pinta,
de tus ausentes patrones
sus perfiles a la tinta.
He vivido  algunos días
en aquella casa vieja,
y he escuchado reverente
y con emoción tu queja.
¡Te quejas! ¡Te quejas!
pobre de mi casa vieja
hasta acá llegan tus quejas.

14 de Febrero del 1988.


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