jueves, 1 de mayo de 2014

UN DOMINGO EN TEHUACAN

            La música se extendió como una alegre brisa sobre globos, vendedores de botanas, niños corriendo, sombras deslizantes, luces brillantes y alegría. Era el paso doble ¡Tehuacan Salud! Luego inició “La Malagueña”, de Lecuona, que iluminó más la iniciada tarde, y en el quiosco ahora solo, pues la banda tocaba a nivel del piso del parque, los fantasmas de su directores anteriores ya difuntos, se asomaron sorprendidos al oír a los actuales músicos, que con maestría tocaban tan hermosa melodía. En los rostros de los asistentes al acabar la pieza, se notó la plena satisfacción del escucha atento.
            Luego vino, “Beguin to Beguin” que se abrió paso con dulzura entre los murmullos, resaltando el, ¡Bóm! ¡Bóm! ¡Bóm! del bajo eléctrico y el rítmico marcar de las tarolas que llevaban el compás característico de la hermosa pieza.
            Se iniciaba una nueva época en la banda  al tocar este tipo de música, y un  vendedor de globos cercano, acompañaba a la música con una sonajilla azul-dorada, mientras ofrecía sus llamativos productos.
            Los aplausos y los ¡Bravo!  ¡Bravo! se escucharon abrumando el espacio del hermoso parque, al acabar la melodía. Luego vinieron, “El Adiós” donde la trompeta con sordina llevó la melodía principal, y los trombones y saxofones se acoplaron en rítmicas confluencias. El sol se filtraba entre las ramas de los laureles, pintando con delicadeza sombras móviles entre la gente, y la alegría se extendió entre la concurrencia. “Serenata a la luz de la luna” sirvió para que las palomas volaran a su ritmo sobre el quiosco mostrando la tranquila placidez de Tehuacan,  todo esto me pareció un paisaje fuera del tiempo, como de otro país. Que hermosa es la provincia cuando se observa estas culturas, que deberían de conservarse y extenderse en todo el país. Luego un potpurrí “Recuerdos-Pensilvania-De buen humor” Dieron fin al segmento de las grandes bandas mientras la gente bonita, principalmente mujeres, paseaban entre las frondas que cobijaban buenas vibras.
            Las notas del danzón “Orizaba” se dejaron venir entre burbujas multicolores que un feliz vendedor ofrecía a los paseantes, entre las notas rítmicas y alegres de la música. Luego ¡Mambo number  five! y en los rostro de las jovencitas brotó la chispa de reconocimiento. ¡Lou Vega! ¡Lou  Vega! y yo, ¡Dámaso Pérez Prado! Lo que son las generaciones ¿Verdad? En este ritmo se acopló la gente mientras “Ad libitum” cada maestro tocó su instrumento mientras los presentaban individualmente , luciéndose todos con sus respectivas especialidades, y con “Que rico Mambo” la cosa se acabó con un estruendoso aplauso que contagió todo el ambiente de esa tarde soleada de un domingo en Tehuacan, Pue.

S.a.C.f.                                         A las 14.19 Hrs. de un 28 de Mayo del 2000.

            

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