ALEGORÍAS POLICÉMICAS
¡Con permiso! Me dijo entre la penumbra opaca de aquel
atardecer, y me llegó su aroma de hembra
dispuesta. Notándole en la voz el nerviosismo preludiante de su decidida
aceptación, mientras impulsivo le tomé de la mano jalándola firmemente a la
oscura protección de la parte trasera del gran portón de la casa aquella.
Luego todo sucedió en un lapso radiante, álgido y
candente, entre calidas caricias impulsivas, silencios agobiados exhalados,
presiones húmedas fragantes, deslices urgidos presionántes, esfuerzos breves
exaltados, eternos lapsos inusuales, calmados latidos alborozados. Y las
sombras coludidas alertaron protegiendo la pasión ahí expresada.
¡Con permiso! Me dijo y la penumbra de la calle absorbió
su real presencia que discreta le borro de mis andares.
Jamás nos encontramos
nuevamente.
S.A.C.F.
El cielo anaranjado me decía.
-Su presencia es de tu vida la corriente que conduce tu
destino a lo anhelado.
El follaje oscurecido me gritaba.
- Su presencia es remolino que te absorbe y mantiene tu actitud en contubernio.
La humedad del ambiente me aclaraba.
-Su presencia es el motivo de tu asombro.
La opacada penumbra se mofaba.
Su presencia solo es sombra en tu pasado.
Solo humo transitorio obnubilante.
Solo linfa del aire equidistante.
S.A.C.F.
18. 30 Hrs.
6 de Diciembre del 2001.Xalapa, Ver.
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