ALEGORIAS POLICEMICAS
¡Con
permiso! Me dijo entre la penumbra opaca
de aquel atardecer, y me llegó su aroma de hembra dispuesta. Notándole en la
voz el nerviosismo preludiante de su decidida aceptación, mientras impulsivo le
tomé de la mano jalándola firmemente a la oscura protección de la parte trasera
del gran portón de la casa aquella.
Luego
todo sucedió en un lapso radiante, álgido y candente, entre cálidas caricias
impulsivas, silencios agobiados exhalados, presiones húmedas fragantes, deslices
urgidos presionántes, esfuerzos breves exaltados, eternos lapsos inusuales,
calmados latidos alborozados. Y las sombras coludidas alertaron protegiendo la
pasión ahí expresada.
¡Con permiso! Me dijo y la penumbra de la
calle absorbió su real presencia que discreta le borro de mis andares.
Jamás
nos encontramos nuevamente.
S.a.C.f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario