martes, 4 de junio de 2013

ALEGORIAS POLICEMICAS

            ¡Con permiso!  Me dijo entre la penumbra opaca de aquel atardecer, y me llegó su aroma de hembra dispuesta. Notándole en la voz el nerviosismo preludiante de su decidida aceptación, mientras impulsivo le tomé de la mano jalándola firmemente a la oscura protección de la parte trasera del gran portón de la casa aquella.
            Luego todo sucedió en un lapso radiante, álgido y candente, entre cálidas caricias impulsivas, silencios agobiados exhalados, presiones húmedas fragantes, deslices urgidos presionántes, esfuerzos breves exaltados, eternos lapsos inusuales, calmados latidos alborozados. Y las sombras coludidas alertaron protegiendo la pasión ahí expresada.
             ¡Con permiso! Me dijo y la penumbra de la calle absorbió su real presencia que discreta le borro de mis andares.
            Jamás nos encontramos nuevamente.

S.a.C.f.

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